Mónica Romero 05/08/2021

Disponían de una vivienda en Carranque (Toledo) en la que ocultaban varias armas de fuego y el dinero que obtenían con el tráfico de drogas

La Policía Nacional ha desarticulado un grupo criminal presuntamente dedicado a la exportación de marihuana a países de la Unión Europea, que disponía de su centro de operaciones en una finca de la localidad de Illescas (Toledo)

Los investigadores especializados en el tráfico de estupefacientes comenzaron con la operación “Balaguera” a finales del pasado mes de abril, cuando descubrieron indicios de que un grupo de personas de origen español y albanés podría estar distribuyendo grandes cantidades de marihuana desde la zona norte de Toledo, en la comarca de La Sagra. El punto neurálgico desde el que partía toda esta actividad criminal era una finca situada en la localidad de Illescas, lugar que servía como de almacén temporal para la sustancia estupefaciente que adquirían, antes de exportarla a países de la Unión Europea como Francia, Alemania y Países Bajos.

A finales de mayo, los agentes se disponían a interceptar una furgoneta que salía desde esta finca, pero sus dos ocupantes se dieron a la fuga a bordo del vehículo, abandonándolo en el río Guadarrama con multitud de bolsas termoselladas en cuyo interior había 124 kilos de marihuana y 31,5 de hachís.

Se realizó un registro en la finca de Illescas, donde se incautaron otros 32’5 kilos de marihuana, 4’7 kilos de esta sustancia ya picada, un arma corta y cuatro armas largas.

Los policías siguieron los pasos de los traficantes hasta llegar a la localidad de Carranque, donde disponían de una vivienda en la que hacían acopio del dinero que obtenían con el tráfico de drogas. Al verse cercados por los agentes, dos de los investigados trataron de huir a bordo de un vehículo de gran cilindrada y abrieron fuego contra ellos, llegando a realizar varios disparos con un subfusil.

En su domicilio se incautaron 13’5 kilogramos de cogollos de marihuana ya dispuestos para su venta, 28.635 euros, tres armas de fuego -entre las que se encontraba el subfusil Uzi con el que dispararon a los agentes- y multitud de munición. Además, disponían de dos gorras con emblemas policiales y un chaleco antibalas, prendas que utilizaban para hacer “vuelcos” a otros traficantes a los que robaban la sustancia haciéndose pasar por agentes.

Los cuatro integrantes del grupo criminal que han sido detenidos tendrán que responder por su supuesta implicación en los delitos de tentativa de homicidio, tráfico de drogas, pertenencia a grupo criminal y tenencia ilícita de armas.

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