Redacción 28/02/2017

Aunque cuando hablamos de esta lacra que contagia a esta sociedad siempre visualizamos a la víctima como una mujer, cuando es un hombre el que padece los malos tratos, la cosa cambia…

 

Esta mañana, durante el desarrollo de mi actividad laboral, la que escribe presenció un grotesco espectáculo de Violencia de Género que me ha llevado a reflexionar tanto, como para hacer público, a través de este artículo de opinión, el malestar generado en mí a lo largo del día.

Por norma general, pensamos en femenino cuando hablamos de víctimas de Violencia de Género, pero en cuanto la persona afectada es un hombre, digamos que no estamos tan preparados para asumirlo al momento.

Hoy he presenciado como un hombre se desmoronaba, al contemplar impotente, como su mujer había destrozado parte de su hogar. Con mirada ausente, contemplaba todos los desperfectos, recuerdos rotos…

Pero la historia está detrás, cuando deja de ser él mismo para estar dominado por una mujer excesivamente cautelosa, celosa y controladora a la que, por circunstancias de la vida, quizá no le ha quedado otro remedio más que desarrollar ese duro carácter.

Pero ¿qué pasa cuando ese control se va de las manos?, es entonces cuando la falta de razonamiento asoma por la puerta…

Hoy he sentido VERGÜENZA, al contemplar el gran daño físico y psicológico que una persona puede causar a su cónyuge; IMPOTENCIA, al conocer que encima era ella quien le coaccionaba continuamente, amenazando con denunciarlo falsamente por malos tratos; RABIA, al pensar que por cada una/o de esos/as farsantes, pagarán justos por pecadores; PENA, de ver como aún a pesar de estar roto, ese marido sigue disculpándola y todavía se plantea si interponer o no, la correspondiente denuncia; LÁSTIMA, porque ese hombre es incapaz de denominarse víctima de Violencia de Género, dada la gran humillación que supone socialmente; y mucha TRISTEZA, al comprobar que, por ser ella y no él, cambian tanto las cosas…

Esto no es más que un artículo con mi humilde opinión, de un hecho que desgraciadamente se sucede cada día más y conduce a la siguientes cuestiones: ¿Cuándo se van a tomar medidas serias y efectivas a este respecto?, ¿Cuál tiene que ser la gota que colme el vaso para decir hasta aquí llegamos?

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