Redacción 17/12/2015

Mes de Diciembre. Inmediatamente, se me vienen a la cabeza decenas de palabras. Palabras que definen este mes con exactitud. Navidad, frío, familia, reencuentro, amigos, celebración, alegría, nostalgia son algunos de los vocablos que mejor representan estas fechas. Para mí y para muchos. No obstante, este año hay algo más. Una sensación agridulce recorre el cuerpo de millones de personas. Y no es para menos. En pleno 20 de Diciembre, se celebran las elecciones generales en el país. Unos comicios que no dejarán a nadie indiferente.

Una de las principales razones que tiñen de verdadera importancia a estas elecciones es la pluralidad de alternativas. Desde las elecciones generales de 1982, en España ha reinado el bipartidismo. La alternancia entre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Popular (PP) ha sido la constante hasta 2015. Ya basta. Treinta y tres años de bipartidismo dan para mucho.  O para muy poco. Depende desde qué perspectiva lo enfoquemos. Lo verdaderamente novedoso es la llegada de dos nuevos oponentes. Independientemente de la ideología de éstos, el hecho de que a los dos programas electorales habituales se les hayan sumado otros dos ya es motivo de alegría. Y esperemos que también motivo de cambio.

Tampoco pidamos peras al olmo. Al fin y al cabo, todos son políticos y ¡ya sabemos cómo son los políticos! O, al menos, los de hoy en día. Corrupción, dinero y demás intereses están a la orden del día. Y sí, todos van en el mismo saco. Según la Real Academia Española (RAE), político es aquel “que interviene en las cosas del gobierno y negocios del Estado”. Sobre todo, en los negocios. Al parecer, en aquellos poco o nada transparentes es dónde más les gusta intervenir. A todos, sin excepción alguna. Tarde o temprano, en todos los partidos se termina abriendo “el cajón de la ilegalidad” (por no llamarlo cómo lo hace la actriz Antonia San Juan en LQSA). El dinero mueve el mundo, sino qué se lo digan a los políticos. De hecho, la avaricia rompe el saco de tal manera que, hasta en un debate televisivo, han discutido acerca de cuánto cobraba cada uno. Una vez más, los candidatos del PSOE y del PP han sido los protagonistas. Mientras tanto, millones de parados observan, a través de sus televisores, cómo los posibles candidatos al poder hablaban de los miles de euros que cobran al año. ¡Vaya descarados! ¡Vaya impostores! Procuran mostrar su lado más cercano y humilde de cara a las elecciones y, en realidad, lo único que les preocupa es embolsarse una gran cantidad de dinero al mes. ¡Vaya política!

Los ciudadanos tenemos el derecho de elegir a la persona que queremos que ocupe ese lugar en el Gobierno. O, mejor dicho, tenemos el derecho de elegir a quien nos manipule menos. Pensemos y valoremos todas las opciones. Seamos justos con nosotros mismos y con nuestro entorno. Todos tenemos un cita el próximo domingo en las urnas. Hagámoslo bien pero, sobre todo, no le pidamos peras al olmo.

 

 Firmado: María García Rodríguez, Graduada en Publicidad y Relaciones Públicas y especializada en Marketing Internacional y Comunicación.

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