Según denuncia interpuesta ante la guardia civil y tal como demuestran las imágenes, N. G. vecino de Salvatierra y presunto agresor, se divertía profiriendo disparos repetidos a un cerdo con una pistola de vacuno disfrutando como si de un  juego se tratase

La directiva de Frigolouro a pesar de tener constancia de estos hechos sigue contando con este individuo en planta

El pasado mes de febrero, un empleado de la conocida planta porriñesa de Frigolouro ponía conocimiento de agentes de la guardia civil unos hechos que no dejan lugar a dudas del significado de tortura animal; precisamente esta empresa lleva meses siendo noticia por despidos y condiciones abusivas denunciadas por su plantilla. Cuando parece haberse llegado a un acuerdo entre sindicatos y directiva, ahora resurgen nuevas informaciones que ponen al matadero nuevamente en el punto de mira, esta vez relacionadas con las condiciones de sufrimiento a las que se somete a algunos de los animales por parte de uno de sus matarifes.

N. G. es empleado de la cooperativa catalana Servicarne S.C.C.L., que presta servicios a Frigolouro; este individuo aparece en una grabación en la que se observa claramente, como el presunto maltratador animal se divertía disparando los pistones de hierro repetidamente a un ejemplar de porcino, con una pistola que anteriormente se empleaba con el ganado vacuno antes de eliminar esta línea de producción. La forma adecuada de sacrificar a los cerdos es mediante una descarga eléctrica que deja inconsciente al animal para posteriormente matar, desangrar y continuar por la línea de despiece, método que se aleja bastante del empleado por el denunciado, provocando al animal un sufrimiento innecesario y rebajando a la vez enormemente la calidad del producto que llega al consumidor.

Resulta más que sorprendente, saber que N.G. dispone además de un curso de “Bienestar Animal”, teniendo como función principal que el animal no se estrese durante la descarga del camión a las cuadras, lugar en el que se desarrollaron los hechos denunciados. Además la mayoría de empleados, disponen de cursos de Prevención de Riesgos Laborales que supuestamente habrían firmado como realizados, pero a los que realmente nunca asistieron.

Al parecer son varios los trabajadores que han sido testigo de estos hechos durante el tiempo que el denunciado lleva en ese puesto, pero la gran mayoría calla y otorga ya que dicen sentirse coaccionados desde la dirección, bajo la presunta amenaza de ser despedidos, ampliando el aviso no solo a ellos sino también a los familiares que llevan  años en la empresa. En la denuncia realizada ante la guardia civil, también se hace constar que tienen conocimiento de estos hechos M.S.R., encargada y a su vez pareja sentimental del presunto torturador; así como J.A.R. como coordinador de equipo. Estos responsables al parecer, en lugar de inspeccionar las líneas o estar presentes cuando se mataba al vacuno, custodiando la pistola de pistón para devolverla a la oficina, una vez terminada la acción para la que está destinada; supuestamente dedican su jornada laboral dentro de las oficinas la mayor parte del tiempo. A consecuencia de ello, una de estas armas de sacrificio desapareció por falta de vigilancia, poniendo de manifiesto la falta de control de la munición de carga impulsora, que según empleados “la recogían a granel en un vaso de plástico”, sin dejar constancia alguna de su retirada.

La gravedad del asunto, que daría lugar a un despido inmediato en condiciones normales, ha pasado totalmente desapercibida, manteniendo a día de hoy a esta persona en el mismo puesto, supuestamente por su relación personal con la citada encargada. Así como existe constancia de que la gerencia de Frigolouro conoce esta situación y hechos, no hay constancia de que los sindicatos sean conocedores de tales circunstancias.

Tras varios intentos por conocer la postura de la empresa al respecto, hasta el momento de la publicación no se ha obtenido respuesta alguna.

Podéis visualizar las imágenes objeto de denuncia aquí