Redacción 31/10/2013

La familia de Sandra S. G. y Juan Carlos G. G., heridos de alcance por arma de fuego y por arma blanca respectivamente, nos han contado cómo vivieron la inquietante situación de la madrugada del pasado Lunes

De forma aclaratoria y para frenar todos los comentarios que rondan sobre este suceso, los padres de Sandra S. G., nos relatan cómo se produjeron los hechos vividos por su hija, yerno y por ellos mismos.

Sobre las 03.30 h de la madrugada del lunes, se encontraban Sandra y Juan Carlos en una cocina ubicada en la planta baja de su vivienda conversando junto al hijo de él. En el instante en que este último salió del domicilio  para dirigirse a una estación de servicio próxima a por tabaco, los delincuentes aprovecharon para acceder al interior de la vivienda. Los dos individuos irrumpieron con violencia portando uno de ellos una escopeta recortada de calibre 12 postas, y bajo los gritos  de “el dinero, el dinero” realizaron el primer disparo dirigido hacia el propietario, que afortunadamente impactó sobre la pared . En cuestión de segundos, la mujer buscó refugio bajo la mesa de la cocina, momento en el que le dispararon,  provocándole graves daños en el muslo izquierdo.

Ante la falta de munición, los agresores maniataron a Juan Carlos G. G.y le provocaron varias heridas de arma blanca en el muslo e ingle derechos, así como en la cara y costado, empleando un cuchillo de grandes dimensiones. Trataron de meter a Sandra en el baño y ante el temor a la vuelta del chico a casa, ella trató de convencer a Marcos S. C. -reconocido por las víctimas como el autor de ambos disparos-  para que le dejase impedir la entrada al hijo de su pareja y así evitar que fuese testigo de tan desagradable panorama. Fue en ese momento, aprovechando un descuido, cuando Sandra escapó del lugar en plena noche, saltando por un muro  trasero de la finca.

Cuando el hijo de Juan Carlos llegó a la casa, se encontró de lleno con los agresores que exigían dinero a su padr. Aún así, no dudó en comenzar a desatarle a pesar de la negativa de éstos y de la gran cantidad de sangre derramada en el lugar. Sorprendidos por la reacción del joven, los delincuentes se llevaron 120 € y las llaves del coche en el que emprendieron la huída (un BMW 530 color gris, propiedad del tío de éste y que todavía no ha aparecido, a pesar de que el nivel de gasolina se encontraba en  reserva).

Sandra, que corría herida a campo a través y sin saber en qué estado se encontraba su pareja, pidió auxilio desesperadamente a la primera casa que encontró en su huída, sin obtener respuesta por parte de nadie ante sus gritos de socorro. En ese momento, se percató de que llevaba el teléfono móvil encima e, inmediatamente, llamó a sus padres pidiéndoles ayuda. Éstos se levantaron rápidamente y condujeron por la zona en busca de su hija, a la que encontraron tumbada en el suelo sobre un charco de sangre en un “cruceiro” a unos 400 m de la casa. se encontraba muy asustada, ya que los asaltantes todavía la buscaban por la zona en el vehículo sustraído. Ante el destrozo visible de la herida, la metieron en el coche y se dirigieron al centro de salud de Porriño, donde tras una primera atención de emergencia para cortar la hemorragia, fue trasladada por una ambulancia al Hospital Meixoeiro junto a su pareja, que tras ser liberado por su hijo acudió al ambulatorio a su encuentro, siendo trasladado posteriormente al hospital Povisa.

Tanto Sandra como Juan Carlos fueron intervenidos quirúrgicamente, siendo ella la más perjudicada, ya que durante 5 h de quirófano le fueron extraídos 28 perdigones,  tras reconstruir y limpiar la zona, con una notable pérdida de masa muscular. No se descarta una segunda intervención, ya que todavía tiene plomos en el cuerpo y padece mucho dolor; su madre y hermana afirman que tiene graves secuelas psicológicas, ya que “le puede el miedo a cerrar los ojos y revivir todo el momento. Cuando consigue dormir, se despierta muy sobresaltada y asustada”, a pesar de encontrarse bajo escolta policial. Él solicitó el alta voluntaria, para poder estar al lado de su pareja.

Los agresores permanecen desaparecidos y bajo una orden de búsqueda y captura, siendo uno de ellos reconocido por las víctimas como Marcos S. C., alias “Canceliñas”  o “Rouba cabalos”, y el otro todavía sin identificar, aunque fue descrito como un varón de baja estatura, con poco pelo y complexión débil. Se cree que hubiesen podido huir hacia Portugal, aunque las investigaciones permanecen bajo el secreto sumarial. La familia está convencida de que además del robo de dinero que pudiesen encontrar, tenían toda la intención de asesinarles, ya que iban a cara descubierta pero con guantes para no dejar huellas, motivo que les hace pensar que pudiese tratarse de un homicidio premeditado.

El padre de la joven, tras su relato, quiere dejar constancia del buen trabajo policial que se está desarrollando para dar captura a los agresores de su hija y yerno, aunque nos muestran su descontento con los medios de comunicación, ya que “en lugar de ponerse en contacto con nosotros, decidieron preguntar e indagar por el vecindario”, afirmando que “todo el mundo habla por detrás, pero son pocos los que tienen la dignidad de preguntarnos qué tal estamos o cómo sucedió todo”

 

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