
Para todas aquellas personas que algún día sufrieron en su propia piel las circunstancias que hoy se pretende perdonemos y olvidemos
Este no es un artículo cualquiera, ya que está escrito desde el más profundo sentimiento, desde todos esos recuerdos que, a día de hoy, hacen que sigan picando las cicatrices de heridas que permanecerán en el recuerdo.
El pasado domingo se estrenaba “Patria” en un canal privado, anoche en abierto para el público. Una serie que hará que muchas personas puedan sentir la tristeza, el desconsuelo, la pena o la rabia que muchas víctimas del terrorismo han sentido o sienten todavía. Porque víctimas no son únicamente los fallecidos, lo son aquellas familias que han quedado marcadas de por vida, aquellas personas que han sufrido la violencia directa o indirectamente, aquéllas que han tenido que mantener oculta su profesión, su dirección, su identidad y su naturaleza por precaución, o simplemente por miedo.
“Patria” no sólo es una serie más, es la vida de cualquier amenazado por ETA y su entorno, es la realidad de muchas personas a las que la sociedad durante tanto tiempo les ha girado la cara, porque para muchos, eso no iba con ellos.
A continuación historias reales en primera persona, desde huérfanos a “victimario”, que sí, bien por su valentía de salir a contarlo en público, bien por mostrar su arrepentimiento, bien por reconocer que no estuvo bien hecho… Pero para mí la palabra sigue siendo verdugo, porque quien aprieta un gatillo o un detonador, no lo considero víctima de nada.
El 28 de junio de 1960 fallecía la primera víctima de ETA, un bebé de 18 meses, tras el primer atentado de la banda terrorista contra la Estación de Amara de San Sebastián. Desde entonces y hasta el supuesto fin del conflicto armado, 26 niños perdieron la vida entre un total de 857 fallecidos a manos de desalmados.
Qué fácil es hablar de paz y perdón para quienes detrás de un cargo político juegan a negociar con quienes anteriormente empuñaban armas, qué suerte para quienes han podido perdonar y olvidar. Otros no hemos podido. Pero mientras los recuerdos de los ataques, insultos o amenazas nos perseguirán de por vida, otros nos dicen que hay que seguir adelante y entretanto tenemos que ver cómo asesinos salen de las cárceles sin completar sus condenas, cómo son recibidos honorablemente con actos públicos y haciéndoles sentir como héroes.
¿Héroes de qué? De haber permanecido un tiempo en la sombra alimentados por los impuestos de quienes honradamente nos ganamos el pan cada día, de los que no tienen valor ni de reconocer que lo hecho estuvo mal, de los que se niegan a pedir perdón, de los que continuarán con sus vidas mientras las de otros se han visto truncadas…
Ell@s no tendrán que vigilar diariamente los bajos de sus vehículos en una rutina tal como levantar la persiana cada día, ell@s no sentirán que comienza un nuevo día cada vez que enciendan su vehículo, ell@s no tendrán que vigilar sus espaldas por si algún desalmado se le ocurre pegarle un tiro, ell@s no se estremecerán cuando escuchen una detonación…
Podría contar numerosas situaciones que removerían y encogerían el estómago, pero se nos pide compasión y que hagamos de tripas corazón… Desafortunadamente yo y muchos de mis compañer@s #NiOlvidoNiPerdono