Redacción 19/06/2018

Tomás (57) no soportó el hecho de ver como Magdalena (47) se separaba definitivamente de él y decidió poner fin a sus vidas en un acto premeditado de violencia machista

 

 

Cerca de las 14.00 h de este lunes 18 de junio el barrio de Figueiras, en la zona alta de la parroquia porriñesa de Chenlo, se desarrollaba un suceso del que aún ahora sus vecinos no dan crédito.

Para Magdalena (47), Tomás (57) había sido su primer novio, se había casado con él y habían tenido 2 hijos, pero ambos decidieron poner fin a su matrimonio; de hecho ayer él habría pedido permiso en la empresa de construcción para la que trabajaba con motivo de la firma de la disolución conyugal.

Tomás, lejos de soportar que su mujer iniciase una nueva vida apartada de él, decidió impedirlo de la manera más drástica, poniendo fin a sus vidas tras urdir un plan en el que previamente dejó notas de despedida para sus hijos en su dormitorio.

Aunque todavía se desconoce cual fue el motivo, Magdalena acudió a la llamada de Tomás que la esperaba en la casa con su escopeta de caza -con licencia en vigor- para a continuación efectuar hasta tres disparos contra ella y un cuarto con el que se quitó la vida desplomándose a su lado.

Fue su hijo mayor quien encontró los cuerpos en el garaje, situado en la planta baja de la vivienda, pasadas ya las 14.00 h. A continuación 061 y Guardia Civil de O Porriño se desplazaban hasta la vivienda; y posteriormente la Científica llevaba a cabo una inspección ocular de la que se pudo determinar la premeditación del suceso.

En el supermercado donde ella trabajaba no daban crédito al fatídico desenlace, el alcalde pedáneo de Chenlo tampoco, pues comentaba que era una pareja muy colaboradora en los distintos eventos llevados a cabo por esta parroquia.

Una vez más hay que gritar bien alto BASTA YA, NI UNA MÁS!!! y recordar que el teléfono de atención y ayuda en Violencia de Género es el 016, es gratuito y no queda registrado en la factura.

También matizar que el maltrato físico a veces se ve, pero el psicológico no; sólo quien lo padece es consciente del mismo porque los agresor@s se cuidan mucho de hacerlo en público.

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