Redacción 24/03/2017

Entre las Apps que configuró sin el consentimiento de la víctima se encontró una tipo espía, que le facilitaba controlar las llamadas, fotografías y aplicaciones que había descargado

 

El limite de algunas personas a la hora de querer controlar a sus parejas no tiene limite, como es el caso de el hombre al cual Agentes de la Policía Nacional han detenido en Mérida (Badajoz), por haber instalado dieciocho aplicaciones en el móvil de su mujer para espiarla. Entre las apps que configuró sin el consentimiento de la víctima, se encontró una tipo espía, que le ayudaba a controlar las llamadas, fotografías y aplicaciones que ella se había descargado.

La investigación comenzó a partir de la denuncia interpuesta por la victima, en la que manifestaba que desde que se compró un teléfono móvil de última generación, había notado un funcionamiento extraño en el mismo. En concreto había detectado un consumo excesivo de batería y datos, conexión compartida, ruidos de interferencias al realizar llamadas y la desaparición de fotografías y

aplicaciones. Pero, lo que más le sorprendió a la denunciante y le animó a interponer la denuncia, fue que un familiar le alertara de que había escuchado una conversación telefónica de ella con otra persona.

Una vez que la víctima hizo entrega del terminal a los agentes para que fuese examinado y analizado minuciosamente, éstos pudieron comprobar que existía alguna aplicación que podía dar acceso a terceros, a la información que contenía el móvil. Poco después, los agentes corroboraron que tenía instalada una aplicación espía, así que como si de una película policíaca se tratara, alguien estaba controlando y espiando el terminal desde cualquier ordenador y tenia acceso a él de forma remota.

Además, tenía instaladas otras aplicaciones que complementaban a ésta, una para ocultar cualquier icono instalado en el teléfono -de esta forma la propietaria no podía percatarse de la aplicación intrusa- y 16 apps más que permitían realizar grabaciones de llamadas telefónicas.

Después de localizar las app intrusas, los agentes realizaron varias investigaciones con el objeto de determinar quién era la persona que las había instalado. No tardaron en averiguar que se trataba del exmarido de la víctima, pues a la hora de comprar dicho teléfono aún eran pareja y, según la denunciante, se lo había dejado para que lo configurara con toda su buena fe. Con estos datos, los policías detuvieron de forma inmediata a esta persona, un hombre de 50 años de edad, por un delito de revelación de secretos y otro de violencia de género. 

La violencia de genero, como se puede comprobar en este caso, puede venir dada en muchas formas, no solo a través de malos tratos físicos y psicológicos, sino también como ha sucedido en este asunto, apelando a la intromisión y violación de la privacidad de las personas.

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