Era un día como otro cualquiera. Quizás no, era lunes… El día menos deseado de la semana para muchos. Éste no era menos. Con el objetivo de liberar a la mente de todo tipo de cargas, me zambullí en un profundo zapping televisivo en horario prime time. No tardé demasiado en topar aquello. Los más pequeños en la pantalla. Sí, lo sé, no es algo novedoso. De hecho, el medio televisivo y, en especial, las cadenas que emiten programas de talentos han apostado reiteradas veces por el sector infantil. Sin embargo, no deja de sorprenderme.
En los últimos años, la parrilla televisiva ha sido testigo de diversos formatos protagonizados por niños. Los ejemplos más recientes son MasterChef Junior, La Voz kids, Tu cara me suena mini, Pequeños Gigantes… Los niños acuden a este tipo de programas a demostrar su talento, ya sea bailando, cantando, cocinando o imitando a artistas del panorama nacional e internacional. Dada la magnífica acogida por la audiencia, cada vez son más las cadenas que dedican un espacio a este tipo de programas (TVE, Antena 3, Telecinco,…).
Los grupos de comunicación televisivos se benefician del comercio infantil a través de estos formatos. No es difícil enternecerse con la inocencia y la dulzura de los niños que participan en ellos. Estoy segura de que millones de personas perciben con emoción y ternura este tipo de espectáculos. Y no es para menos. Algunos ya son capaces de poner los pelos de punta del espectador. Algunos ya son artistas. El tirón infantil se traduce en un auge de la audiencia en prime time, algo de lo que las cadenas se aprovechan consecutivamente.
¿Qué es de los niños? ¿Están preparados para el medio televisivo? ¿Les conviene vivir emociones tan fuertes? No considero que se trate de algo positivo. De ningún modo. Es cierto que tienen el consentimiento y el apoyo de sus progenitores. No obstante, la infancia es una etapa de formación, en la que se empieza a forjar la personalidad de los más pequeños. La televisión es un medio complejo en el que los niños están expuestos a estímulos y emociones demasiado fuertes, sin olvidar que deben aceptar las críticas del jurado y procurar encajarlas de la mejor manera posible. Esto no es todo. En algunos casos, los miembros del jurado califican las actuaciones con valores numéricos dejando un espacio a la comparación entre resultados. Es indignante. Los niños todavía no están preparados para gestionar sus emociones. Su lugar no está en un plató de televisión sino en el parque, en el colegio, en el deporte o en casa. Tienen toda la vida por delante para formarse y desarrollar su talento. No es necesario que se expongan en televisión sin tan siquiera saber quiénes son y para qué están allí.
Aunque no lo parezca, el problema no reside en los medios. Son los progenitores los encargados de velar por la seguridad y por la protección de sus hijos. Ellos deciden, quieren y/o desean que se exhiban en televisión ya sea por demostrar y desarrollar su talento o por darse a conocer en un espacio tan potente como es la televisión. No creo que los padres sean conscientes de todo lo que supone para su hijo enfrentarse a un medio tan atractivo y tan polémico a una edad tan temprana. Los progenitores consienten y los medios aprovechan. Sin duda alguna, se trata de uno de los blancos televisivos actuales. Ojalá no siga así.
Firmado: María García Rodríguez, Graduada en Publicidad y Relaciones Públicas y especializada en Marketing Internacional y Comunicación.