Nervios, emoción, mochilas llenas y un intenso olor a libro nuevo invadían esta mañana los colegios en el inicio del nuevo curso escolar
Esta mañana, los niños de Educación Infantil, Primaria y Secundaria volvían a llenar los patios de bonitos reencuentros entre compañeros y profesores tras un verano que, para algunos resultó más bien corto y con pocas ganas de volver a abrir los libros, mientras que otros eran incapaces de conciliar el sueño la noche anterior, nerviosos de volver al nuevo curso escolar.
Los cursos superiores de la ESO, volverán a sus clases el próximo miércoles 16 de septiembre, tal como marca el calendario escolar, unos días más para mentalizarse de que el cambio les exigirá nuevas responsabilidades estudiantiles.
Si bien es cierto que para los padres, la realidad es bien distinta, ya que el mes de septiembre supone un desembolso económico importante ya que la media por niño está en torno a los 400 €, variando más o menos dependiendo de si el colegio es público o privado, ya que solo en material escolar y lectivo, la diferencia entre colegios del mismo curso es de más de 100 €.
La principal novedad del 2015-2016 es el fondo solidario. En este primer año los niños que dispongan de ayudas deberán devolver, al final de curso y antes del 19 de junio, aquellos ejemplares señalados para ello a un fondo de libros creado en el centro. Los alumnos de secundaria, tienen de plazo hasta el 4 de septiembre, si el estudiante tiene asignaturas pendientes de recuperación.
Algo en lo que si se ha hecho hincapié desde la Consellería de Educación es que, si un alumno quiere optar a este fondo de libros, más le vale devolverlos si fue beneficiario de ayudas, ya que “la falta de devolución de los libros, será causa de exclusión”, tal como recoge la orden. Pero además, si el niño pierde o estropea alguno de los libros, la Xunta asegura que “las familias deberán reintegrar esos libros por su cuenta”.
Esto es por otro lado, una forma de que los niños aprendan a cuidar mejor el material escolar, aunque en caso de no hacerlo, el perjudicado será siempre el bolsillo de sus progenitores.